viernes, 1 de abril de 2011

El Primer Palio

Hay muchos elementos, muchos signos que nos indican, a los cofrades, que los días grandes están cerca. El tímido olor a azahar en las Plaza de España y de la Constitución, nos anuncia la explosión primaveral que, este año, se adelanta para adentrarnos en un Domingo de Ramos lejano en el calendario pero que ya estamos tocando con los dedos. Tanto que, a día de hoy, la salida de la primera Cruz de Guía se vislumbra por el horizonte.

Pero hay otros signos que pasan desapercibidos y que nos anuncian la explosión del Gozo. El Vía Crucis al Nazareno del Calvario, por las calles de su barrio es uno de ellos. “Como cordero al que llevan al matadero”, maniatado, humillado... El Nazareno de Pineda nos muestra cómo nuestra propia pobreza espiritual, el sin sentido de nuestros pensamientos y acciones, siguen provocando que agache la mirada, que cargue con la cruz de nuestros pecados.

Pero hay otro signo, más externo, que nos anuncia la Gloria que está por venir. Atravesar la Avenida Reina Sofía supone, para los cofrades, contemplar como ha florecido, como de la nada, el primer Palio. La tapia del atrio de los Redentoristas, nos deja entrever la altivez del Palio de María Santísima de Nazaret esperando a que, bajo su amparo, se pose la Reina de los Cielos.

Para muchos puede ser una simple ilusión, para otros, una solemne tontería. Pero lo cierto es que contemplar las primeras bambalinas asomando por un atrio y observar la primera mecida en el ensayo costalero, nos acercan más a la Semana Santa.  Pero aún hay más. Será a partir de hoy, cuarto viernes de Cuaresma, cuando todo comenzará a irse. Será a partir de hoy cuando vayamos pasando nuevas páginas de la Semana Santa.

Y es el costalero, el mismo que pasea ese palio anunciador de la Semana Santa, el mismo que cada noche en la Argentina, en San Juan, en las naves de la RENFE, en el Calvario. se prepara para la gran jornada de su Cofradía. Gente anónima para muchos, conocida para otros, y que da lo mejor de sí mismo para una ciudad que, en esencia, es  a veces sumamente desagradecida. Grandiosa labor de estos hombres y mujeres que tendrá, a buen seguro, su recompensa futura cuando estén ante el Padre.

Cuando Antonio Arriaza de el primer golpe de martillo en esta cuarta noche de Cuaresma, cuando pronuncie la consabida expresión “he dicho” comenzarán a caer vertiginosamente las hojas en el calendario.

Falta poco cofrades, hagamos un último esfuerzo. En esta jornada especial, en esta jornada pregonera, los signos, los símbolos, se resumen en un golpe, el del llamador del Pregonero que supondrá el agradecimiento de los que sentimos y amamos nuestras tradiciones, a nuestros costaleros.

                                                                                  Mario Hernández Maquirriaín